Día 8- Jueves 25 de enero 2024

Señor, que nuestra comunión
sea signo de tu Reino

Pasajes bíblicos
Anda entonces y haz tú lo mismo


Lucas 10:37
El amor debe ser sincero. Aborrezcan el mal; aférrense al bien. Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente. Nunca dejen de ser diligentes; antes bien, sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu. Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración. Ayuden a los hermanos necesitados. Practiquen la hospitalidad.

Romanos 12:9-13
Dichoso el que piensa en el débil; el Señor lo librará en el día de la desgracia. El Señor lo protegerá y lo mantendrá con vida; lo hará dichoso en la tierra y no lo entregará al capricho de sus enemigos.

Salmo 41:1-2
Reflexión

Con estas palabras ‒ “vete y haz tú lo mismo” ‒ Jesús nos envía a cada uno de nosotros, y a cada una de nuestras Iglesias, a vivir el mandamiento del amor. Inspirados por el Espíritu Santo, somos enviados a ser “otros Cristos”, acercándonos a la humanidad sufriente con compasión y misericordia. Al igual que hizo el Buen Samaritano con el hombre herido, nosotros podemos elegir no rechazar a los que son diferentes, sino cultivar una cultura de la proximidad y la bondad.

¿Cómo interpela mi vida la invitación de Jesús: “vete y haz tú lo mismo”? ¿Qué consecuencias tiene esta llamada de Cristo para mis relaciones con los miembros de otras Iglesias? ¿Cómo podemos dar juntos testimonio del amor de Dios en la caridad? Como embajadores de Cristo (cf. 2 Co 5,20), estamos llamados a reconciliarnos con Dios y entre nosotros, para que la comunión eche raíces y crezca en nuestras Iglesias y en las zonas afectadas por conflictos intercomunales, como el de la región de Sahel.

A medida que aumente la confianza mutua, estaremos más dispuestos a mostrar nuestras heridas, incluidas las heridas eclesiales, para que el amor de Cristo pueda visitarnos y sanarnos a través del amor y el cuidado de los demás. Luchar juntos por la unidad de los cristianos ayuda a reconstruir las relaciones, para que la violencia pueda dar paso a la solidaridad y la paz.

Oración
Padre celestial, te damos gracias por el don del Espíritu Santo, el dador de vida, que nos hace estar más abiertos los unos a los otros, resuelve conflictos y fortalece nuestros lazos de comunión. Que crezcamos en el afecto mutuo y en el deseo de anunciar más fielmente el mensaje del Evangelio, para que el mundo crezca en unidad y acoja al Príncipe de la Paz. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Preparado y publicado de manera conjunta por el Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos de la Iglesia Católica Romana, la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias y la Comisión Ecuménica de la Espada del Espíritu

Imprimatur, Arzobispo Georges Bacouni, Arzobispo Católico Griego de Beirut y Biblos


La numeración de los salmos corresponde a la versión hebrea.