Día 5-- Lunes 22 de enero 2024

Señor, ayúdanos a ver las heridas
y encontrar esperanza

Pasajes bíblicos
Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó.

Lucas 10:34
Alégrense, habitantes de Sión, regocíjense en el Señor su Dios, porque les ha dado las lluvias de otoño. Él envía la lluvia, la de otoño y la de primavera, como en tiempos pasados. Las parcelas se llenarán de grano; los lagares rebosarán de vino nuevo y de aceite. «Yo los compensaré a ustedes por los años en que todo lo devoró ese gran ejército de langostas que envié contra ustedes: las grandes, las pequeñas, las jóvenes y los saltamontes. Ustedes comerán en abundancia, hasta saciarse, y alabarán el nombre del Señor su Dios, que hará maravillas por ustedes. ¡Nunca más será avergonzado mi pueblo! Entonces sabrán que yo estoy en medio de Israel, que yo soy el Señor su Dios, y no hay otro fuera de mí. ¡Nunca más será avergonzado mi pueblo!

Joel 2:23-27
Haces que crezca la hierba para el Ganado y las plantas que la gente cultiva para sacar de la tierra su alimento: el vino que alegra el corazón humano, el aceite que hace brillar el rostro y el pan que sustenta la vida. Todos ellos esperan de ti que a su tiempo les des su alimento. Tú les das y ellos recogen; abres tu mano y se colman de bienes. Si escondes tu rostro, se aterran; si les quitas el aliento, mueren y vuelven al polvo. Pero si envías tu Espíritu, son creados, y así renuevas la faz de la tierra.

Salmo 104:14-15, 27-30
Reflexión 
El Buen Samaritano hizo lo que pudo según sus posibilidades: vertió vino y aceite y vendó las heridas del hombre y lo puso sobre su propio animal. Incluso fue más allá prometiendo hacerse cargo de sus cuidados. Cuando vemos el mundo a través de los ojos del samaritano, cada situación puede ser una oportunidad para ayudar a los necesitados. Aquí es donde se manifiesta el amor. El ejemplo del Buen Samaritano nos lleva a preguntarnos cómo responder al prójimo. Dio vino y aceite, restaurando al hombre y dándole esperanza. ¿Qué podemos dar nosotros para participar en el plan de Dios de sanar este mundo roto?

Los signos de este mundo quebrantado son la inseguridad, el miedo, la desconfianza y la división. Avergonzados, reconocemos que estas divisiones también existen entre los cristianos. Aunque celebramos sacramentos u otros rituales de sanación, reconciliación y consuelo, a menudo usando aceite y vino, persistimos en divisiones que hieren el Cuerpo de Cristo. La sanación de nuestras divisiones cristianas promueve la sanación de las naciones.

Oración 
Dios Misericordioso, Tú que eres la fuente de todo amor y bondad: permítenos ver las necesidades de nuestro prójimo. Muéstranos lo que podemos hacer para alcanzar la sanación. Cámbianos, para que podamos amar a todos nuestros hermanos y hermanas. Ayúdanos a superar los obstáculos de la división, para que podamos construir un mundo de paz para el bien común. Gracias por renovar tu creación y conducirnos a un futuro lleno de esperanza. Tú que eres Señor de todo, ayer, hoy y siempre. Amén.



Unidad de los cristianos en Honduras
– Por Ramón García, Fortaleza de Dios

La unidad de los cristianos ha sido un sueño de Dios manifestado a través de la oración sacerdotal de Jesucristo de una manera clara. No puedo recordar claramente en qué momento ese anhelo tan profundo de Dios fue depositado en mi corazón, pero si puedo asegurar que desde entonces, ha sido algo por lo que oro diariamente.

En Fortaleza de Dios, San Pedro Sula, Honduras, hemos estado retomando el caminar hacia un ecumenismo de corazón, sin embargo, como un recuerdo muy grato, se vienen a mi memoria varias experiencias en las que, con la Misión Evangelística de Universitarios (MCU) y algunos adolescentes mayores, fuimos a Iglesias Evangélicas con pocos jóvenes, a realizar dramatizaciones, conciertos y hasta brindar nuestro servicio en asambleas de oración. Fueron experiencias que enriquecieron la visión de “unidad” a la que se refería Cristo cuando pidió “Padre, que sean uno”. Aunque el recibimiento no fue siempre el mejor, al saber que los jóvenes éramos católicos, fue una forma de permitir que nuestros hermanos evangélicos nos conocieran y estrecharan lazos de relación fraterna.

Estamos en fuerte oración para que se abran, nuevamente, oportunidades de ese tipo para poder levantar una antorcha de unidad en un mundo inmerso en una densa oscuridad de división.