Día 3-- Sábado 20 de enero 2024

Señor, abre nuestros corazones
a aquellos que no vemos


Pasajes bíblicos
“¿Y quién es mi prójimo?”

Lucas 10:29
No tengan deudas pendientes con nadie a no ser la de amarse unos a otros. De hecho, quien ama al prójimo ha cumplido la Ley. Porque los mandamientos que dicen: «No cometas adulterio», «no mates», «no robes», «no codicies», y todos los demás mandamientos, se resumen en este precepto: «Ama a tu prójimo como a ti mismo». El amor no perjudica al prójimo. Así que el amor es el cumplimiento de la Ley.

Romanos 13:8-10
¡Mi herencia eres tú, Señor! Prometo obedecer tus palabras. Busco tu rostro de todo corazón; ten piedad de mí conforme a tu promesa. Me he puesto a pensar en mis caminos, y he vuelto mis pasos hacia tus mandatos. Me doy prisa, no tardo nada para cumplir tus mandamientos. 

Aunque los lazos de los malvados me aprisionen, yo no me olvido de tu Ley. A medianoche me levanto a darte gracias por tus justas leyes. Soy amigo de todos los que te honran, de todos los que observan tus preceptos.

Salmo 119:57-63
Reflexión 
El maestro de la ley quería autojustificarse con la esperanza de que el prójimo al que debía amar fuese alguien de su propio pueblo y de su misma fe. Este es un instinto humano natural. Cuando invitamos a las personas a nuestros hogares, a menudo son personas que comparten nuestro estatus social, nuestra visión de la vida y nuestros valores.

 Hay un instinto humano de preferir lugares familiares. Lo mismo puede decirse de nuestras comunidades eclesiales. Pero Jesús lleva al maestro de la ley, y a aquellos que lo oían, a profundizar en su propia tradición al recordarles la obligación de acoger y amar a todos, independientemente de su religión, cultura o condición social.

El Evangelio enseña que amar a los que son como nosotros no es extraordinario. Jesús nos conduce hacia una visión radical de lo que significa ser humano. La parábola ilustra de una manera muy visible lo que Cristo espera de nosotros: abrir nuestros corazones y caminar en su camino, amando a los demás como él nos ama. De hecho, Jesús responde al maestro de la ley con otra pregunta: no es “¿quién es mi prójimo?”, sino, “¿quién demostró ser prójimo del hombre necesitado?”

Nuestros tiempos de inseguridad y miedo nos confrontan con una realidad donde la desconfianza y la incertidumbre pasan a primer plano en las relaciones. Este es el desafío de la parábola de hoy: ¿para quién soy prójimo?

Oración
Dios de amor, que inscribes el amor en nuestros corazones, infunde en nosotros el valor de mirar más allá de nosotros mismos y ver al prójimo en los que son diferentes a nosotros, para que podamos seguir verdaderamente a Jesucristo, nuestro hermano y nuestro amigo, que es Señor, por los siglos de los siglos. Amén