Colecta del óbolo de San Pedro 2024

29 de junio de 2024

¿Qué es el Óbolo de San Pedro?

¿Qué es el Óbolo de San Pedro?

Es una oferta que puede ser de pequeña entidad, pero que posee un gran valor simbólico:
manifiesta el sentido de pertenencia a la Iglesia y de amor y confianza en el Santo Padre. Es un signo concreto de comunión con él como sucesor de Pedro, y también de atención a los más necesitados, a quienes el Papa siempre cuida.

Finalidad
● Sostener la misión del Santo Padre que se extiende al mundo entero con el anuncio del Evangelio, la promoción del desarrollo humano integral, la educación, la paz y la fraternidad entre los pueblos, gracias también a las muchas actividades de servicio realizadas por los dicasterios, entes y organismos de la Santa Sede que lo asisten cada día.

● Sostener las numerosas obras caritativas en favor de las personas, las familias en dificultad y las poblaciones afectadas por calamidades naturales y guerras, o que necesitan asistencia o ayuda al desarrollo.

Cómo podemos ayudar al Papa?
● En la “Jornada del Óbolo de San Pedro” -también llamada “Jornada mundial de la caridad del Papa”-, que se celebra anualmente el 29 de junio, solemnidad de San Pedro y San Pablo, o en el domingo más próximo a ella: todos estamos invitados a rezar de manera especial por el Papa y a ofrecer nuestra contribución en la iglesia en la que asistimos a la Santa Misa.

● Durante todo el año, enviando directamente la propia oferta al Santo Padre, según la propia disponibilidad y generosidad. Es posible hacerlo de modo simple a través de este sitio web o mediante transferencia bancaria, giro de Correos o cheque.

● Es posible realizar un legado testamentario en favor del Santo Padre. Para más información, contactar con la Oficina del Óbolo en el siguiente número di teléfono 0669884851

La colecta se realiza en todas las diócesis en la "Jornada mundial de la caridad del Papa", cada 29 de junio o el domingo más próximo a la Solemnidad de San Pedro y San Pablo.

HISTORIA 
 La Santa Sede señala que el origen de esta práctica data de fines del siglo VIII luego de la conversión de los anglosajones, quienes "se sintieron tan unidos al Obispo de Roma que decidieron de manera estable una contribución anual al Santo Padre".

La colecta se llamó "Denarius Sancti Petri" (Limosna a San Pedro) y se difundió en el resto de países europeos. El 5 de agosto de 1871 el Papa Pío IX la regularizó a través de la encíclica "Saepe Venerabilis".
ÓBOLO DE SAN PEDRO:

La participación concreta en las necesidades de la comunidad eclesial más amplia ha tomado diversas formas a lo largo de la historia, a través de colectas y donaciones de fieles individuales o de iglesias locales completas, con la conciencia de que todos los bautizados siempre han sido llamados a sostener, incluso materialmente, la obra de evangelización y, al mismo tiempo, a socorrer a los pobres.

EL ÓBOLO DE SAN PEDRO EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS
Una práctica que tiene sus orígenes en las Sagradas Escrituras
Jesús, durante su vida pública, dedicada al anuncio de la Buena Noticia, aceptó ayuda material para sustentarse con el grupo de los doce apóstoles (Lc 8, 1-3). Gracias a estas ayudas, también socorrían a los más necesitados (Jn 12, 4-7).

Tras Pentecostés, en el tiempo de la Iglesia, surgió la exigencia de sostener a quien se dedicaba totalmente al anuncio del Evangelio (1 Tim 5, 17-18). San Pablo, en las Iglesias que fundó, promovió la colecta a favor de la Iglesia Madre de Jerusalén, que afrontaba graves dificultades económicas; en la Primera Carta a los Corintios escribió: «En cuanto a la colecta en favor de los santos, haced también vosotros lo que mandé a las iglesias de Galacia: que, los primeros días de la semana, cada uno de vosotros deposite lo que haya podido ahorrar, de modo que no se hagan las colectas precisamente cuando llegue yo. Cuando me encuentre ahí, enviaré con cartas a los que hayáis considerado dignos, para que lleven a Jerusalén el don de vuestra generosidad. Y si conviene que vaya también yo, irán conmigo».

Esta contribución concreta para las necesidades de la comunidad ha tomado distintas formas a lo largo de la historia, haciendo emerger la conciencia de que todos los bautizados están llamados a sostener, también materialmente, con lo que puedan, la obra de evangelización, y, al mismo tiempo, a socorrer a los más necesitados en cualquier lugar del mundo.

ALGUNAS NOTAS HISTÓRICAS
En el recorrido de la Iglesia
El Óbolo como donación al Sucesor de Pedro tomó forma estable en el s. VII con la conversión de los anglosajones y en relación con la fiesta del Apóstol San Pedro, a quien Jesús confió su Iglesia. En los siglos sucesivos creció con la adhesión al cristianismo de otros pueblos europeos, siempre como una muestra de agradecimiento y devoción al Papa, como expresión de la unidad de la Iglesia y de corresponsabilidad eclesial.

Así, el término “Óbolo de San Pedro” fue usado desde el Medievo para identificar el censo, es decir, la contribución anual pagada a la Santa Sede por los Estados o las Señorías locales que se habían colocado bajo la soberanía del Papa. Con la Reforma protestante y el fin del régimen feudal, cesaron estas relaciones entre las monarquías europeas y el Papa.

En la época moderna, poco antes del final del Estado Pontificio (1870) y de la pérdida de las rentas de las posesiones territoriales, surgió en toda Europa y en ultramar una sorprendente iniciativa dirigida a ofrecer al Papa una ayuda material. Esta afectuosa reacción de los católicos fue de gran consuelo para el Pontífice.

También en aquel periodo de crisis, el Santo Padre cuidó de los que más sufrían (recordemos, por ejemplo, el desastroso terremoto de Croacia de 1881), destinándoles una parte del Óbolo. En efecto, el Papa no podía dejar de compartir la ayuda recibida con cuantos se encontraban en situación de grave necesidad, manifestando así la premura de un padre que se ocupa de todos sus hijos: recibe para dar, y para dar a quienes en ese momento más lo necesitan.

PALABRAS DE LOS PAPAS

Pío XII
Que nadie se juzgue hijo de María si siguiendo su ejemplo, no se mostrare dulce y justo, ayudando y consolando
Que nadie, por lo tanto, se juzgue hijo de María, digno de ser acogido bajo su poderosísima tutela si no se mostrare, siguiendo el ejemplo de ella, dulce, casto y justo, contribuyendo con amor a la verdadera fraternidad, no dañando ni perjudicando, sino ayudando y consolando.

(Carta encíclica Ad caeli Reginam, 11 de octubre de 1954)

Haced notar vuestra presencia en todo lugar con el fervor de vuestra caridad
El calor de vuestro amor, caliente a las personas y las cosas que os rodean. Haced notar vuestra presencia en todo lugar con el fervor de vuestra caridad.

(Radiomensaje a la Acción Católica Italiana, 8 de diciembre de 1953)

Es menester que a este amor a Dios y a Cristo corresponda la caridad para con el prójimo
Pero es menester que a este amor a Dios y a Cristo corresponda la caridad para con el prójimo. Porque ¿cómo podremos asegurar que amamos a nuestro Divino Redentor, si odiamos a los que él redimió con su preciosa sangre para hacerlos miembros de su Cuerpo místico? […] se debe afirmar que estaremos tanto más unidos con Dios y con Cristo, cuanto más seamos miembros uno de otro (Rm 12, 5) y más solícitos recíprocamente (1Cor 12, 25); como, por otra parte, tanto más unidos y estrechados estaremos por la caridad cuanto más encendido sea el amor que nos junte a Dios y a nuestra divina Cabeza.

(Carta encíclica Mystici Corporis Christi, 29 de junio de 1943)

La justicia y la caridad pueden garantizar a todos el acceso a los bienes creados por Dios
El punto fundamental de la cuestión social es que los bienes creados por Dios para todos los hombres también fluyen para todos, de acuerdo con los principios de justicia y caridad.

(Carta encíclica Sertum Laetitiae, 1 de noviembre de 1939)




Juan XXIII

En la convivencia humana, todo derecho natural en una persona implica un deber respectivo en todas las demás personas.
(Carta Encíclica Pacem in terris, 11 de abril de 1963)

El deber de todo hombre es considerar lo superfluo con la medida de las necesidades de los demás
El deber de todo hombre, el deber urgente del cristiano, es considerar lo superfluo con la medida de las necesidades de los demás, y asegurar que la administración y distribución de los bienes creados se pongan al servicio de todos.

(Radiomensaje a todos los fieles cristianos un mes antes del Concilio, 11 de septiembre de 1962)

Los seres humanos individuales son y deben ser el fundamento, el objetivo y los sujetos de todas las instituciones en las que se expresa e implementa la vida social
(Carta encíclica Mater et Magistra, 15 de mayo de 1961)

Pablo VI
No se puede ir a Dios sin pasar por los hermanos.
(Apuntes inéditos del papa Montini, Famiglia Cristiana
, Nº32, 6 de agosto de 1997)

La Iglesia llama a responder con amor al propio hermano
Los pueblos hambrientos interpelan hoy, con acento dramático, a los pueblos opulentos. La Iglesia sufre ante esta crisis de angustia, y exhorta a todos para que respondan con amor al llamamiento de sus hermanos.

(Carta encíclica Populorum Progressio, 3)

No hay ninguna razón para reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia necesidad cuando a los demás les falta lo necesario.
(Carta encíclica Populorum Progressio, 23)

Quien se halla en situación de necesidad extrema tiene derecho a tomar de la riqueza ajena lo necesario para sí.
(Constitución apostólica Gaudium et Spes, 69)

¡El sufrimiento de los pobres es nuestro!, y nos inclinamos a creer que nuestra compasión será capaz de suscitar por sí misma un nuevo amor que multiplique, mediante una economía nueva que provea a su servicio, los panes necesarios para eliminar el hambre del mundo.
(Radiomensaje de Navidad de S.S. Pablo VI en 1963)






Juan Pablo I
Insistir acerca de lo que une, dejar aquello que nos divide
Solidaridad: somos una única barca llena de pueblos ya cercanos en el espacio y en las costumbres; pero en un mar muy movido. Si no queremos sufrir graves reveses, esta es la regla: todos para uno y uno para todos; insistir acerca de lo que une, dejar aquello que nos divide.

(Albino Luciani, Ilustrísimos, 1979)

¡Cada casa pobre es el mundo entero, que tiene tanta necesidad de Dios!
(Albino Luciani, Ilustrísimos, 1979)

Siempre recomiendo no solo las grandes caridades, sino también las pequeñas caridades.
(Juan Pablo I, Libreria Editrice Vaticana, Roma, 1978)



Juan Pablo II
Muchos esperan de la Sede apostólica un apoyo que, a menudo, no logran encontrar en otra parte. Desde esta perspectiva, el Óbolo constituye una verdadera participación en la acción evangelizadora, especialmente si se consideran el sentido y la importancia de compartir concretamente la solicitud de la Iglesia universal.
(Discurso al Círculo de San Pedro, 28 de febrero de 2003)

La solidaridad de la familia humana es la condición fundamental de nuestra convivencia
Todos estamos llamados a reconocer esta solidaridad básica de la familia humana como condición fundamental de nuestra vida sobre la tierra.
 
(Mensaje para la celebración de la XX Jornada Mundial de la Paz, 1 de enero de 1987)

La acumulación de bienes materiales no es el fin último de la vida: La verdadera liberación del hombre solo se alcanzará -así como lo será la eliminación de todo lo que se opone a la dignidad humana- cuando se considere y se persiga la visión espiritual del hombre.
(Encuentro con representantes de diversas religiones y tradiciones culturales, Nueva Delhi, 2 de febrero de 1986)

Rico no es aquel que posee sino aquel que da, aquel que es capaz de dar.
(Exhortación apostólica Redemptionis Donum, 5)

[La misericordia] es la dimensión indispensable del amor, es como su segundo nombre.
(Carta encíclica Dives in Misericordia, 7)




Benedicto XVI
El “Óbolo de San Pedro” es la expresión más típica de la participación de todos los fieles en las iniciativas del Obispo de Roma en beneficio de la Iglesia universal
El “Óbolo de San Pedro” es la expresión más típica de la participación de todos los fieles en las iniciativas del Obispo de Roma en beneficio de la Iglesia universal. Es un gesto que no solo tiene valor práctico, sino también fuertemente simbólico, como signo de comunión con el Papa y de solicitud por las necesidades de los hermanos.

(Discurso a los socios del Círculo de San Pedro, 25 de febrero de 2006)

El corazón del cristiano es un corazón que ve donde hay necesidad de amor y actúa en consecuencia
Por tanto, es muy importante que la actividad caritativa de la Iglesia mantenga todo su esplendor y no se diluya en una organización asistencial genérica, convirtiéndose simplemente en una de sus variantes. […] El programa del cristiano —el programa del buen Samaritano, el programa de Jesús— es un ‘corazón que ve’. Este corazón ve dónde se necesita amor y actúa en consecuencia.

(Carta encíclica Deus Caritas est, 31)

Nunca habrá una situación en las que no haga falta la caridad de cada cristiano individualmente, porque el hombre tendrá siempre necesidad de amor
La Iglesia nunca puede sentirse dispensada del ejercicio de la caridad como actividad organizada de los creyentes y, por otro lado, nunca habrá una situación en las que no haga falta la caridad de cada cristiano individualmente, porque el hombre, más allá de la justicia, tiene y tendrá siempre necesidad de amor.

(Carta encíclica Deus Caritas est, 29)

Quien no logra donar un poco de sí mismo, dona siempre demasiado poco.
(Audiencia General, 9 de enero de 2013)

Una unidad verdadera nunca puede estar fundada sobre relaciones que nieguen la igual dignidad de las demás personas.
(Discurso con ocasión de la vigilia con los jóvenes, Hipódromo de Randwick, Sydney, Australia, 19 de julio de 2008)

La limosna nos ayuda a vencer esta constante tentación, educándonos a socorrer al prójimo en sus necesidades y a compartir con los demás lo que poseemos por bondad divina.
(Mensaje para la Cuaresma de 2008)




Francisco
Apresurémonos a recorrer senderos de paz y de fraternidad. Alegrémonos por los signos concretos de esperanza que nos llegan de tantos países, empezando de aquellos que ofrecen asistencia y acogida a quienes huyen de la guerra y de la pobreza.
(Mensaje «Urbi et Orbi», 9 de abril de 2023)

¿Cómo hace Dios las cosas? Con cercanía, misericordia y ternura
Esto es lo primero que quiero aconsejaros: la ternura. ¿Cómo hace Dios las cosas? Con tres actitudes: cercanía, misericordia y ternura. Así es Dios: cercano, misericordioso y tierno. Atención, no hablo de sentimentalismo, no. Hablo de un rasgo del amor de Dios del cual hoy hay más necesidad que nunca. A veces hace más bien una caricia dada de corazón que unas monedas.

(Discurso a los socios del Círculo de San Pedro, 20 de febrero de 2023)

Lo poco que tenemos, si lo compartimos con amor, no se acaba nunca, sino que se transforma en una reserva de vida y de felicidad. Así sucedió con la harina y el aceite de la viuda de Sarepta, que dio el pan al profeta Elías (cf. 1 R 17,7-16); y con los panes que Jesús bendijo, partió y dio a los discípulos para que los distribuyeran entre la gente (cf. Mc 6,30-44). Así sucede con nuestra limosna, ya sea grande o pequeña, si la damos con gozo y sencillez.
(Mensaje para la Cuaresma 2021)

Un corazón que vea y unas manos que actúen
A una situación excepcional no se puede dar una respuesta habitual, sino que se requiere una respuesta nueva, diferente. Para ello es necesario tener un corazón que sepa “ver” las heridas de la sociedad y manos creativas en la caridad activa. Un corazón que vea y unas manos que hagan. Estos dos elementos son importantes para que una acción caritativa sea siempre fecunda.

(Discurso a los socios del Círculo de San Pedro, 25 de septiembre de 2020

Preocuparse de corazón por la vida del otro
Hay que saber mirar las heridas humanas con el corazón para “preocuparse de corazón” por la vida del otro. De este modo, ya no es sólo un extraño necesitado de ayuda, sino, antes que nada, un hermano, un hermano que pide amor. Y sólo cuando nos preocupamos de corazón por alguien podemos responder a esta expectativa. Es la experiencia de la misericordia: miseri-cor-dare, dar el corazón a los míseros.

(Discurso a los socios del Círculo de San Pedro, 25 de septiembre de 2020)

Es el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es
Nos llamas a tomar este tiempo de prueba como un momento de elección. No es el momento de tu juicio, sino de nuestro juicio: el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás.

(Momento extraordinario de oración en tiempos de epidemia, 27 de marzo de 2020)

Cuando soy misericordioso, soy un verdadero hijo del Padre, porque el Padre es misericordioso.
(Tweet @Pontifex_es, 13 de septiembre de 2018)

La fe en Jesús nos permite cumplir las obras de Dios. Si nos dejamos implicar en esta relación de amor y de confianza con Jesús, seremos capaces de realizar buenas obras que perfumen a Evangelio, por el bien y las necesidades de los hermanos.
(Ángelus, 5 de agosto de 2018)

Frente al grito de hambre —toda clase de «hambre»— de tantos hermanos y hermanas en todas partes del mundo, no podemos quedarnos como meros espectadores alejados y tranquilos. El anuncio de Cristo, pan de vida eterna, requiere un generoso compromiso de solidaridad con los pobres, los débiles, los últimos, los indefensos.
(Ángelus, 29 de julio de 2018)

Algunas de las obras de caridad financiadas con el Óbolo de San Pedro son el mejoramiento de la estructura del Hospital Pediátrico en República Centroafricana, el alivio de la crisis humanitaria en Haití y el otorgamiento de diez becas universitarias para los jóvenes desplazados por la guerra y el terrorismo en el Kurdistán iraquí.

Puede conocer más sobre los proyectos de ayuda AQUÍ.

En noviembre de 2016, la Santa Sede lanzó el sitio web oficial del Óbolo de San Pedro para que los fieles colaboren con las obras de caridad de la Iglesia, lean los mensajes del Papa, entre otras cosas. Está disponible en italiano, inglés y español.

En el 2017 se crearon las cuentas de Twitter e Instagram de esta iniciativa. En Twitter están en tres idiomas: @obolus_it (en italiano), @obolus_es (en español) y @obolus_en (en inglés). En Instagram es un cuenta única: obolus_va.

Para donar haga clic AQUÍ.