HACEN FALTA MISIONEROS, ¿TE ANIMAS?




CITA BÍBLICA: “Jesús recorría todas las ciudades y pueblos, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Noticia del reino y sanando toda clase de enfermedades y dolencias. Viendo a la multitud, se conmovió por ellos, porque andaban maltrechos y postrados, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a los discípulos: -La mies es abundante pero los obreros son pocos. Rogad al amo de la mies que envíe obreros a su mies”. Mateo 9, 35 – 37.

LECTURA:
Cuando oímos o leemos la palabra misionero es posible que nos venga a la mente una monja con hábito y rodeada de niños africanos, y ese concepto no es para nada erróneo, pues los misioneros son enviados cristianos que difunden el Evangelio en los lugares donde más se necesita. Pero no es necesario llevar hábito ni estar en África para ser un MISIONERO.

Lo que seguramente no nos paramos a pensar es lo que ser misionero supone en realidad. Para cada uno de ellos hay una llamada y una respuesta, ejercen la función de mensajeros, pero su mensaje no es sólo de palabra, su mensaje es de “esperanza”, de “amor”, de “ayuda”, de “solidaridad”, de “futuro”. ¿Alguna vez habéis pensado que alguien ha sido enviado a vuestras vidas como un ángel salvador? Pues posiblemente él o ella sea un misionero para vosotros.

Todos tenemos un misionero dentro: cuando sentimos la necesidad de animar a un amigo que no se valora, de hacer sonreír a ese familiar que está enfermo, de mediar entre dos personas que se están pegando o insultando…entonces, somos misioneros del ánimo, misioneros de la felicidad, misioneros de la paz

REFLEXIÓN.
Piensa en ti, en tus posibilidades, en tus “riquezas” personales… y proponte una misión y comprométete a ser misionero de ella durante las próximas semanas...

Eres lo que haces




ORACIÓN:
Ayúdame, Señor,
a ser luz para los demás.
A que mis ojos puedan ser los tuyos.
A que mi abrazo transmita tu fuerza.
A que mi sonrisa te acerque a los otros.
A que mis manos lleven tus caricias.
A que mis pies abran caminos hacia Ti
A que mi presencia deje entrever,
aunque sólo sea por un rato,
la parte de mi vida que Tú habitas.
Ayúdame, Señor,
A ser luz para los demás