Subsidio litúrgico

Jornada Mundial del a Vida Consagrada 2015

Fiesta de la Presentación del Señor
(2.ii.2015)

MONICIÓN DE ENTRADA

Queridos hermanos todos: celebramos hoy la fiesta de la Presentacióndel Niño Jesús en el Templo.
A los 40 días del nacimiento del Hijo de Dios enBelén, la Virgen María y su esposo san José entraron en el Templo llevando alpequeño Jesús en sus brazos para presentarlo y ofrecerlo al Señor.
También nosotros, 40 días después de haber celebrado la Navidad, nos presentamos en el Templo para renovar nuestra ofrenda al Señor, presididos por nuestro Obispo diocesano.

El lema de esta Jornada de la Vida Consagrada, «Vida Consagrada: amigos fuerte de Dios»
nos recuerda a todos los consagrados la vocación que tenemos de vivir la amistad auténtica con el Señor que nos ha llamado, en una relación de profunda intimidad con él, en la comunión eclesial y al
servicio del mundo.

En este Año de la Vida Consagrada, el papa Francisco quiere que evangelicemos nuestra vocación, recordando nuestro pasado con gratitud, viviendo el presente con pasión, y abrazando el futuro con esperanza, confiando siempre en la Providencia de este Dios nuestro que nos acompaña con amor y fidelidad.

Presididos por nuestro obispo, padre y pastor de esta Iglesia particular, celebremos la santa eucaristía, encuentro con el Señor en su Misterio pascual.


RENOVACIÓN DE LA CONSAGRACIÓN

[Acabada la homilía, los miembros de los Institutos de Vida Consagrada renuevan su consagración en el seguimiento de Cristo y en la misión de la Iglesia].

El celebrante:
Hermanos y hermanas:
En esta fiesta de la Presentación del Señor, agradecemos a Dios nuestra vocación consagrada, suscitada en la Iglesia como una luz que el Padre ha puesto en el candelero, para que alumbre a todos los de la Casa.
 Los diversos carismas y las distintas formas de consagración son expresión de la múltiple gracia con que Dios ha querido embellecer a su Iglesia. Hoy renovamos nuestro particular seguimiento de Cristo pobre, casto y siempre obediente al Padre.
(Todos oran en silencio durante algún tiempo)

El celebrante:
Bendito eres, Señor, porque por tu Espíritu has llamado a hombres y mujeres para que, consagrados a Ti, sean en la Iglesia manifestación viva del seguimiento de Jesucristo, imitándole en todo. Por ello, ¡te glorificamos!

Cantor:
Gloria a Ti, por los siglos.

Asamblea:
Gloria a Ti, por los siglos.

Lector 1.º
Te glorificamos, Padre, porque en tu Hijo Jesús nos has mostrado el camino del amor sin medida por medio del servicio solícito y generoso.
Cristo ha hecho de Tu voluntad su alimento y su descanso, su fortaleza y su alegría.

Lector 2.º
Gracias, Padre, por habernos querido asociar íntimamente a este misterio de obediencia filial en Cristo. La Virgen María, Sierva obediente de Dios, nos precede en la sincera acogida de tu Voluntad; como hijos suyos  renovamos el voto de obediencia que un día profesamos en el seno de tu Iglesia.
Asamblea:
Gloria a Ti, por los siglos.

Lector 1.º
Te glorificamos, Padre, porque en Cristo, nuestro Dios y Señor, nos has dado la Verdad de tu Amor. Jesucristo, que siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza, nos ha mostrado la bienaventuranza evangélica reservada para los mansos y humildes de corazón, los pobres de espíritu, los misericordiosos, los que trabajan por la paz, los perseguidos y los que sufren a diario por causa de tu Reino.

Lector 2.º
Gracias, Padre, por Cristo, tu Hijo Amado, a quien nos invitas a escuchar siempre.
Él es el Hombre-Dios paciente y misericordioso, compasivo y fiel, que nos enseña a no tener otro lugar donde reclinar nuestra cabeza sino en Ti. Junto al Señor Jesús somos dichosos de vivir desprendidos, compartiendo nuestros bienes con los necesitados y proclamando que solo Tú eres nuestra riqueza.

Asamblea:
Gloria a Ti, por los siglos.

Lector 1º
Te glorificamos, Padre, porque en Jesucristo, el Hijo bendito de María, hemos sido seducidos por tu Amor y conducidos a la virginidad de nuestros corazones. Como María, podemos decir hoy: ¡somos de Cristo!

Lector 2º
Gracias, Padre, por tu Hijo Jesús, Esposo fiel de la Iglesia. Renueva en nosotros la llama de tu Amor, la dicha y la alegría de vivir la verdadera castidad y la pureza sincera, de cuerpo, mente y corazón, en el camino de santidad, camino de verdadera plenitud.

Asamblea:
Gloria a Ti, por los siglos.

El celebrante:
Oh, Señor: mira con ojos de misericordia a estos hijos tuyos y a estas hijas tuyas: un día les llamaste y ellos te siguieron dejándolo todo por ti. Renueva hoy en sus vidas la llama del amor primero. Ayúdales a caminar presurosos tras tus huellas e infunde en sus corazones el auténtico seguimiento que nace del Evangelio. Que sean profetas para este mundo, testigos en tu Iglesia, evangelizadores incansables en la comunión de la Iglesia.
Te lo pedimos en el Nombre de Jesús, tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Asamblea:
(Cantando)
Amén, amén, amén.

PRECES

[A las preces completas de la solemnidad, se propone añadir estas cuatro específicas].

−Señor, tu Palabra es Camino, Verdad y Vida.
Te pedimos hoy por todos los jóvenes que te buscan aun sin saberlo; que puedan escuchar tu
invitación, Ven y sígueme, y se dejen iluminar con la Luz del Evangelio.
Roguemos al Señor.

−Roguemos por todos los Institutos Religiosos de Vida Apostólica, los miembros de Institutos Seculares y de Nuevas Formas de Consagración, por el Orden de las Vírgenes, por cuantos han recibido el don de la llamada a la consagración, para que, alcanzados por Cristo sean auténticos testigos de la Resurrección y firmes defensores de la Vida, en nuestra sociedad y en el mundo entero.
Roguemos al Señor.

−Roguemos por todas las familias, elegidas por Dios para transmitir la fe a sus hijos, para que impulsadas por la fuerza del Espíritu Santo y el amor de Cristo Jesús, puedan ejercer su misión de ser semillero de vocaciones
. Roguemos al Señor.

−Roguemos por quienes estamos participando en esta celebración eucarística en la Jornada de la Vida Consagrada, para que todos seamos uno en el amor y el mundo crea en Jesucristo, único Salvador
de todos los hombres.
Roguemos al Señor.